La Organización
Mundial de la Salud lo considera como una
enfermedad neurológica grave y aparece en la lista americana de
enfermedades infecciosas nuevas, recurrentes y resistentes a los
medicamentos.
Puede afectar de manera progresiva al sistema inmunitario, el
neurológico, el cardiovascular y el endocrino, y se caracteriza por
causar una fatiga severa, febrícula o fiebre, sueño no reparador,
intolerancia a la luz, al sonido y a los cambios de temperatura,
dolor muscular y en las articulaciones, sensibilidades químicas
múltiples, sensibilidad electromagnética y a otros factores
ambientales, sensación de estado gripal permanente, faringitis
crónica, pérdida sustancial de concentración y memoria,
desorientación espacial, intolerancia al estrés emocional y a la
actividad física, entre otras manifestaciones.
En la actualidad no existe un tratamiento médico eficaz.
Causas
Se desconocen las causas de la
enfermedad. A lo largo de los años se han realizado innumerables
estudios sin llegarse a descubrir ni la causa ni la cura. En Octubre
de 2009 un estudio estadounidense comunicaba la posibilidad de que
un retrovirus denominado XMRV fuera el agente desencadenante,
concitando el interés y atención de la comunidad científica
internacional y la expectación sin precedentes de la comunidad de
enfermos. Dos estudios ingleses y otro holandés posteriores
comunicaban que el XMRV no había sido hallado en sus grupos de
estudio, descartándolo completamente. Los descubridores del virus en
Estados Unidos, el Instituto Whittemore-Peterson, publicaron una
respuesta donde se acusaba a los investigadores ingleses de no haber
realizado las pruebas de laboratorio de manera correcta según el
protocolo con el que ellos lo habían detectado. En estos momentos se
siguen realizando estudios en diversos países liderados y
coordinados por el Instituto Whittemore-Peterson. Nunca hasta el
anuncio del XMRV había existido una aceptación e interés igual entre
la comunidad científica mundial, y muchos enfermos aguardan con
impaciencia y esperanza nuevos resultados de las investigaciones.
A lo largo de los años se han postulado múltiples causas como origen
de la
enfermedad. Hace veinte años se le llamó "la gripe del yuppie",
pues se pensó que afectaba especialmente a jóvenes profesionales
urbanos que sufrían de agotamiento por estrés. Posteriormente se
pensó que se trataba de una infección crónica del virus de Epstein-Barr,
causante de la llamada mononucleosis infecciosa o "enfermedad del
beso". Más tarde se propuso un sobrecrecimiento intestinal
infeccioso del hongo Candida albicans (candidiasis), fruto del
estilo de vida estresante, la inadecuada alimentación rica en
azúcares e hidratos de carbono de absorción rápida, el exceso de
consumo de antibióticos y corticoides, etc.
Otras teorías señalan a los pesticidas o agentes químicos tóxicos
ambientales y alimentarios excesivos en las sociedades
industrializadas. Al mercurio, especialmente el contenido en los
empastes de las amalgamas dentales y vacunas. A la radiación
electromagnética ambiental, muy especialmente desde el desarrollo de
la telefonía móvil, las antenas de repetición, las redes
inalámbricas (teléfonos inalámbricos domésticos, wi-fi, bluetooth,
ordenadores, etc). A los edulcorantes artificiales como el aspartamo
o las infecciones dentales crónicas ocultas en las endodoncias y en
los huesos maxilares.
Sintomatología
La sintomatología es muy variable en cuanto a su grado de severidad
y presentación temporal, desde estados de anormal fatiga prolongada
con diversos síntomas de apariencia gripal a muy severa
enfermedad crónica con multitud de síntomas que pueden llegar a
afectar a todo el cuerpo y postrar en cama durante períodos muy
largos e incluso a una completa incapacidad de realizar actividad
alguna durante años. Muchos pacientes terminan por salir muy poco de
su casa por el alto grado de enfermedad y debilidad que sienten.
El síntoma más frecuente es la sensación de haber contraído "una
gripe que nunca se cura". En ocasiones lo describen como sensación
de estar envenenados, intoxicados. Otras como si tuvieran una
infección crónica. Algunos síntomas van y vienen, suelen rotar a
manera de ciclos, y pueden ser a cual más extraño y nunca oído salvo
por otros pacientes o médicos especializados que los comparten o
conocen.
En casos severos, toda esta sintomatología puede presentarse;
agotamiento muy profundo, dolores generalizados, sensación de
debilidad al menor esfuerzo físico, mental o emocional, insomnio,
pesadillas, despertares con frío, sudoración, tiritonas o
taquicardias, sueño no reparador, despertarse tan agotados y
enfermos como se acostaron, intolerancia al frío y al calor, los
cambios climáticos, humedad, sequedad, respuestas de
hipersensibilidad generalizada a múltiples agentes como alimentos
habituales antes tolerados, especialmente el alcohol, a olores
fuertes, a perfumes, vapores químicos y tóxicos como gasolina,
detergentes, suavizantes (Síndrome de intolerancia química
múltiple), a las luces brillantes, a los ordenadores, televisores, a
los campos electromagnéticos, a múltiples medicamentos,
especialmente los que afectan el sistema nervioso central, migrañas,
mareos y vértigos, sensación de mareo permanente, náuseas, diarreas,
cólon irritable, inflamación de vejiga, próstata, infecciones y
molestias urinarias, genitales, infecciones respiratorias, de senos,
rinitis crónicas, asma, frecuentes alteraciones hepáticas y
problemas de digestión de las grasas y los hidratos de carbono,
síntomas de enfermedad cardíaca, especialmente al esfuerzo o en
respuesta al estrés, empeoramiento severo al hacer ejercicio,
incapacidad de permanecer de pie, erguidos o caminar durante
periodos cada vez más cortos, con sensación de síncope, asfixia o
taquicardia, normalmente fruto del fallo en el sistema nervioso
autónomo que estos pacientes suelen presentar (Disautonomía),
normalmente confirmado en pruebas de mesa basculante.
Los síntomas cognitivos, mentales y emocionales pueden ser muy
variados también. Pueden presentar problemas importantes de pérdida
de capacidad de concentración, atención, escucha, aprendizaje,
habilidades matemáticas, pueden perder sus capacidades hasta
presentar cifras en pruebas psicotécnicas y de coeficiente de
inteligencia muy inferiores a las que tenían antes de enfermar.
Emocionalmente pueden mostrarse muy diferentes, deprimidos,
angustiados, incomprendidos, no creídos, con gran ansiedad y crisis
de angustia. La mayoría suele sentir que se sienten deprimidos como
consecuencia de la enfermedad y no al contrario.
Inicio y evolución
Son muy frecuentes los inicios súbitos similares a un brote vírico o
de gripe "que nunca se cura". Muchos pacientes pueden recordar el
día y la hora en que su enfermedad llegó para nunca marcharse.
También son frecuentes los inicios tras períodos de alto estrés
emocional, laboral o vital, accidentes con traumatismos ó
intoxicaciones. Otros sin embargo evolucionan muy lentamente, a lo
largo de muchos años, en los que se les suele diagnosticar
depresión, ansiedad, insomnio, astenia o estrés hasta que llegan al
mismo punto que los que adquirieron la enfermedad súbitamente y
comparten toda la sintomatología, características y peculiaridades
sin distinción ninguna.
Hay casos en que los síntomas desaparecen durante algún tiempo,
quizás algunos días o semanas, pero la enfermedad suele ser crónica
y recurrente, muy fluctuante en los síntomas variados y alternantes
y apenas un 5% de los enfermos se recupera completamente.
Normalmente cuanto más tiempo transcurre sin mejoría peor es el
pronóstico de recuperación. También la edad del paciente es un
factor importante y tienen mejores pespectivas de recuperación los
pacientes más jóvenes. Normalmente los pacientes visitan múltiples
especialistas, terapeutas alternativos, prueban todo tipo de
medicamentos, remedios, suplementos, hierbas, vitaminas, modifican
su dieta, viajan maltrechos a visitar otros médicos y terapeutas
lejanos de los que les han hablado, gastan mucho dinero en todo
ello, y suelen obtener poco rendimiento pues apenas logran mejorías
significativas con algunas excepciones.
Diagnóstico
Los estándares para el diagnóstico del
síndrome de fatiga crónica han sido definidos por el Centro para
el Control de Enfermedades(CDC) en 1994 y en los llamados
"documentos de consenso de Canadá del año 2003", donde se define un
protocolo en las pautas para la detección, diagnóstico y seguimiento
del SFC. Este síndrome fue identificado en los países anglosajones a
mediados de los años 80.
Dichos estándares incluyen entre los dos protocolos:
* Astenia (cansancio) intensa y fatigabilidad fácil, que no merma
con el descanso nocturno, incluso sin haber realizado esfuerzo
físico
* Inicio generalmente repentino, a veces después de un cuadro
similar a una gripe. También puede aparecer tras una mononucleosis
infecciosa u otras enfermedades víricas
* También cursa con desorientación, pérdidas de memoria a corto
plazo, confusión (afectación neuro-cognictiva)
* Trastornos del sueño: sueño no reparador e hipersomnia.
* Dolor muscular.
* Faringitis mialgica (dolor de garganta).
* Dolor con la palpación de ganglios linfáticos de cuello o axilas.
* Fiebre leve (38,3º o menos).
* Dolores de cabeza.
* Fotofobia (hipersensibilidad a la luz).
* Fonofobia
* Duración de al menos seis meses, pudiendo persistir años.
Fuente
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