La erosión del cartílago articular,
provoca la alteración del cartílago articular del hueso opuesto de
la propia articulación que, a su vez, comienza a sufrir el mismo
proceso. Así, llega un momento en que los cartílagos pueden llegar a
desaparecer y se produce el dolor. Aún sin llegar a esta situación,
y a medida que desaparece el cartílago, el hueso reacciona y crece
por los lados (osteofitos), produciendo la deformación de la
articulación.
Causas
-
Anormalidad de las células que sintetizan los componentes del
cartílago, como colágeno (una proteína resistente y fibrosa del
tejido conectivo) y proteoglicanos (sustancias que dan
elasticidad al cartílago).
- Influencia genética.
- El sobrepeso, tanto fisiológico
(obesidad) como el ocasionado por desempeñar profesiones que
exijan realizar esfuerzos físicos muy intensos.
Síntomas de Artrosis
Los síntomas de la
artrosis son progresivos y dilatados en el tiempo. Quizá el
síntoma más temido sea el dolor, que en un primer estadio está
asociado al movimiento y al esfuerzo al que se somete la
articulación. En esta fase, el dolor cesa con el reposo.
Posteriormente, el agravamiento de la artrosis hará que el dolor
aparezca tras el reposo y tras el ejercicio prolongado estos
periodos de tiempo se van dilatando y haciendo más continuos, hasta
que el dolor es casi constante. El reposo provoca que los músculos
que rodean la articulación se atrofien. Además, en otros casos, el
dolor y las deformaciones de los huesos provocan contracturas
musculares.
El deterioro muscular ayuda a que la
enfermedad sea más severa, puesto que coarta los movimientos
naturales de la articulación y produce más dolor. Otro síntoma de la
enfermedad es la rigidez de la articulación que impide que los
movimientos se desarrollen sin dolor. Las zonas cervical y lumbar de
la columna también pueden verse afectadas por esta enfermedad.
Prevención
Es recomendable llevar una dieta sana
y equilibrada, realizar ejercicio físico moderado (acorde con la
edad y el estado físico de la persona) y evitar la obesidad. También
es necesario limitar los esfuerzos físicos intensos, tales como
cargar objetos pesados o desempeñar actividades laborales que exijan
un esfuerzo físico intenso. Los deportes de contacto, como el fútbol
o el rugby, no se recomiendan a aquellas personas con
artrosis. Estas prácticas deportivas son, frecuentemente, uno de
los factores que desencadenan la enfermedad. De hecho, muchos
futbolistas padecen artrosis de rodilla debido a que sufren daños en
una articulación de la rodilla, el menisco.
En caso de padecer ya la
enfermedad, se deben evitar los movimientos que producen dolor,
ya sea utilizando preferentemente otras articulaciones o limitando
el uso de las enfermas. Sin embargo, esto no quiere decir que se
deba tender a la situación de inmovilidad de estas últimas. Hacer
ejercicio con las articulaciones enfermas es fundamental tanto para
mantener la movilidad como para fortalecer los músculos y así evitar
que la articulación quede fláccida. Este ejercicio debe ser suave y
que no provoque dolor. Si es excesivo, ya sea en tiempo, esfuerzo o
intensidad, siempre será perjudicial. El uso de bastones o muletas y
reducir el esfuerzo de las articulaciones enfermas, es una forma de
evitar el dolor y la degeneración de la enfermedad.
En la
artrosis del pulgar, el uso de utensilios con mango ancho (que
eviten los movimientos prensiles), evitar sostener objetos con los
dedos o el uso de férulas inmovilizantes durante el trabajo, son
medidas recomendables. El frío o el calor (en forma localizada, en
ambos casos) pueden, respectivamente, aliviar temporalmente el dolor
y la sensación de rigidez articular. Una ducha caliente con chorro a
presión en las articulaciones enfermas puede ser muy recomendable.
Tipos de Artrosis
- La
artrosis produce dolor en las partes interna o frontal de la
rodilla cuando se la obliga a un esfuerzo. Por este dolor, y por
la evolución degenerativa, puede producir cojera cuando la
enfermedad alcanza un estadio severo. Además, en cualquier
momento de la enfermedad, el movimiento de la articulación suele
causar chasquidos.
- La
artrosis en las manos puede estar ligada al sexo femenino y
a la herencia genética. Empieza por una articulación y se va
extendiendo al resto: el dolor acompaña la evolución de la
enfermedad, siendo más fuerte al principio, y mitigándose a
medida que aparecen los “nódulos”. Las molestias suelen
desaparecer a medida que la deformación se completa. La
funcionalidad de la mano es normal salvo que la articulación
quede un poco flexionada o desviada.
- La
artrosis en el pulgar puede coartar los movimientos de
presión. Suele afectar al sexo femenino.
- La
artrosis de cadera provoca dolor en la ingle y la zona
interna del muslo, aunque a veces se puede “reflejar” en la
rodilla —sin molestias en otra zona—. En estadios avanzados,
puede dar lugar a dolor nocturno (por la posición de descanso),
o dificultades para flexionar las piernas o caminar. La artrosis
que afecta a la cadera se suele asociar a personas que
desempeñan labores agrícolas, sin maquinaria adecuada y desde
muy temprana edad.
Tratamientos
- Existen medicamentos,
antiinflamatorios y analgésicos, que pueden ayudar a aliviar los
síntomas producidos por la artrosis: tanto el dolor como la
rigidez de la articulación. Estos fármacos tienen el
inconveniente de que pueden producir problemas gástricos como
las úlceras. Por otra parte, el sulfato de glucosamina puede
ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad.
- La rehabilitación de la
articulación dañada es otro procedimiento habitual en el
tratamiento de la artrosis.
- Fisioterapia y tratamiento con
calor local: para aliviar el dolor de los dedos es recomendable,
por ejemplo, calentar cera de parafina mezclada con aceite
mineral a una temperatura de 48 a 51 ºC, para luego mojar los
dedos, o tomar baños tibios o calientes.
- Tratamientos quirúrgicos: la
cirugía también resuelve los casos en que las articulaciones de
carga (cadera) estén muy dañadas debido a un estado muy avanzado
de la enfermedad. Sin embargo, como todas las intervenciones
quirúrgicas, éstas tampoco están exentas de riesgo. Los
problemas principales que pueden aparecer después de una
operación son: desprendimiento de la prótesis, debido a que ésta
no encaja bien, o las infecciones.
Fuente
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