Este microorganismo es una bacteria móvil espiroforme (con forma de
hilo en espiral), perteneciente al orden Spirochaetales, familia
Spirochaetaceae. Su diámetro es de 0,1 a 0,2 micrómetros y su
longitud entre 5 y 15 micrómetros. Puestas una detrás de otra, entre
70 y 200 espiroquetas medirían alrededor de un milímetro.
Esta bacteria se multiplica por división simple con división
transversal. Al contrario de otras bacterias de su familia, sólo se
puede cultivar in vitro durante un breve período, con un máximo de
supervivencia de 7 días a 35 °C, en medio particularmente
enriquecido y en presencia de CO2 por sus particulares exigencias
nutritivas y metabólicas. En nitrógeno líquido se mantiene su
vitalidad, y prolifera de manera excelente en testículos de conejo.
En sangre conservada en hemoteca para transfusiones la bacteria
sobrevive entre 24 y 48 horas.
Contagio
La
sífilis se contagia principalmente por contacto sexual, por
contacto de la piel con la ligera secreción que generan los chancros
o por contacto con los clavos sifilíticos de la persona enferma: al
realizar sexo oral sin preservativo (ya sea que los chancros estén
en la boca, en el pene o en la vulva), al besar una boca con
chancros (que son indoloros), por inoculación accidental (por
compartir jeringas), o puede ser transmitida de la madre al hijo a
través de la placenta (sífilis
congénita) o a través del canal de parto (sífilis
connatal).
En este caso, el bebé puede morir pronto o desarrollar sordera,
ceguera, disturbios mentales, parálisis o deformidades.
Chancro (primera etapa de la
sífilis) desarrollado en el sitio de contagio
Es prácticamente imposible que se transmita por una transfusión de
sangre, porque la sangre se analiza antes de transfundirse, y porque
el treponema pálido no se puede mantener vivo más de 24 a 48 horas
en la sangre conservada en hemoteca.
En comunidades que viven bajo pobres condiciones higiénicas, la
sífilis endémica puede transmitirse por contacto no sexual. Pero
no se transmite por el asiento en sanitarios, actividades
cotidianas, tinas de baño o compartir utensilios o ropa.
Es importante notar que el sujeto en la fase precoz de la enfermedad
resulta altamente contagiante (la úlcera venérea pulula de
treponemas), pero se sostiene que después de cuatro años el
individuo infectado no puede difundir más el microorganismo mediante
relaciones sexuales. En las relaciones entre hombre y mujer es más
fácil que se contagie el hombre. El período donde más personas se
contagian es entre los 20 y los 25 años de edad. El recontagio es
muy común en varones homosexuales.
En los años ochenta y noventa en Europa hubo una relativa
disminución de los casos de
sífilis, relacionados con el temor al contagio por VIH, que
conllevó al uso generalizado del preservativo (que representa una
eficiente barrera contra el contagio, tanto del VIH como del T.
pállidum.
Según datos de la OMS, en el mundo existen 12 millones de nuevos
casos de sífilis:
* África Subsahariana: 4 000 000
* Sur de Asia y Asia Pacífico: 4 000 000
* Latinoamérica y el Caribe: 3 000 000
* Norte de África y Oriente Medio: 370 000
* Europa Occidental: 140 000
* Europa Oriental y Asia Central: 100 000
* Norteamérica: 100 000
* Australia y Nueva Zelanda: 10 000
Síntomas
En vez de provocar una intensa respuesta inmune celular y humoral,
el Treponema pállidum puede sobrevivir en un huésped humano durante
varias décadas.
Los síntomas de la
sífilis son numerosos y ligeramente variados. Antes de la
aparición de las pruebas serológicas, el diagnóstico preciso era
imposible. De hecho, se la llamaba «la gran imitadora» ya que —en la
fase primaria y secundaria— sus síntomas pueden confundirse
fácilmente con los de otras enfermedades, haciendo que el sujeto le
reste importancia y no acuda al médico.
El 90% de las mujeres que la padecen no saben que la tienen porque,
en la mayoría de los casos, el chancro aparece en el cuello uterino.
Cuando la bacteria entra al organismo, se disemina rápidamente y
poco a poco invade todos los órganos y tejidos.
Primera etapa
Después de un período de incubación de 10 días a 6 semanas (3
semanas promedio), en el sitio de inoculación —la boca, el pene, la
vagina o el ano— se presenta una ampolla no dolorosa que rápidamente
se ulcera, convirtiéndose en una llaga circular u ovalada de borde
rojizo, parecida a una herida abierta, a esta se le llama chancro.
Es característica su consistencia cartilaginosa, con base y bordes
duros.
En el varón los chancros suelen localizarse en el pene o dentro de
los testículos, aunque también en el recto, dentro de la boca o en
los genitales externos, mientras que en la mujer, las áreas más
frecuentes son: cuello uterino y los labios genitales mayores o
menores.
Durante esta etapa es fácil contagiarse con la secreción que generan
los chancros.
El chancro desaparece al mes o mes y medio, pero no porque el
enfermo se esté curando, sino porque la siguiente fase está por
comenzar.
Segunda etapa
Puede presentarse medio año después de la desaparición del chancro y
dura de tres a seis meses, provocando ronchas rosáceas indoloras
llamadas «clavos sifilíticos» en las palmas de las manos y plantas
de los pies (que a veces pueden aparecer en otros sitios como pecho,
cara o espalda), fiebre, dolor de garganta y de articulaciones,
pérdida de peso, caída de cabello, cefaleas y falta de apetito.
A veces, unas erupciones planas
llamadas condiloma latum brotan alrededor de los genitales y ano.
Los enfermos no siempre llegan a la última fase; entre el 50 y 70%
pasan a la etapa de latencia, en la que los síntomas se van y
vuelven.
Los clavos sifilíticos pueden ser muy contagiosos si existen
heridas, pudiendo incluso contagiar a alguien por el hecho de darle
la mano. Cuando la segunda fase termina, la
sífilis permanece en el organismo durante mucho tiempo, hasta
que vuelve a despertar en la fase primera.
Tercera etapa
En la tercera fase (llamada también fase final), la
sífilis se vuelve a despertar para atacar directamente al
sistema nervioso o algún órgano.
En esta fase se producen los problemas más serios y puede llegar a
provocar la muerte. Algunos de los problemas son:
* trastornos oculares,
* cardiopatías,
* lesiones cerebrales,
* lesiones en la médula espinal,
* pérdida de coordinación de las extremidades
* aneurisma sifilítico o luético, etc.
Aunque un tratamiento con penicilina puede matar la bacteria, el
daño que haya hecho en el cuerpo podría ser irreversible.
La locura causada por la sífilis en su última etapa fue alguna vez
el tipo de demencia más común
Tratamiento
Antiguamente se trataba con mercurio,
lo cual hizo famosa la frase Una noche con Venus y una vida con
Mercurio, pero este tratamiento era más tóxico que beneficioso.
En 1901 el bacteriólogo alemán Paul Ehrlich sintetizó el Salvarsán,
un compuesto orgánico del arsénico, concebido específicamente para
el tratamiento de la
sífilis y que se convirtió en uno de los primeros fármacos
sintéticos eficaces para la curación de enfermedades infecciosas. El
Salvarsán (y su derivado, el Neosalvarsán) se abandonaron a partir
de 1944, en favor del tratamiento antibiótico con penicilina, mucho
más eficaz. Para probar la penicilina, durante los años 1946 a 1948
Estados Unidos llevó a cabo experimentos sobre sífilis en ciudadanos
de Guatemala sin el consentimiento ni conocimiento de los hombres y
mujeres que fueron utilizados como cobayas.
Hoy la
sífilis se puede curar fácilmente con antibióticos, como la
penicilina, durante la fase primaria y secundaria. La penicilina
también actúa en la última etapa aunque en ese caso debe ser
penicilina g-sódica por vía intravenosa, ya que es la única forma de
que se difunda el antibiótico por el LCR líquido cefalorraquídeo,
que es donde se encuentra la bacteria durante esta última fase.
Quienes la padecen deben llevar una vida saludable con una dieta
equilibrada y un sueño adecuado. La bacteria Treponema pállidum, es
una espiroqueta y puede ser tratada con penicilina benzatínica, en
forma de inyección intramuscular. No se justifica el uso de otros
antibióticos ya que no se han reportado casos de resistencia a la
penicilina.
Secuelas
Tratada a tiempo, la
enfermedad tiene cura sencilla sin dejar secuelas.
El padecer la
sífilis aumenta el riesgo de contraer otras enfermedades de
transmisión sexual (como el VIH), ya que los chancros son una vía
fácil de entrada en el organismo.
Si no se trata a tiempo, puede ocasionar:
* Ulceraciones en la piel.
* Problemas circulatorios.
* Ceguera.
* Parálisis.
* Demencia.
* Trastornos neurológicos.
* Muerte.
En algunos casos, las personas que supuestamente ya han obtenido la
cura todavía pueden infectar a los demás.
El haber padecido
sífilis y haberse curado no implica inmunidad, ya que
rápidamente se puede volver a contraer. Esto se debe a que la
bacteria que produce la
sífilis (Treponema pallidum) cuenta con tan sólo nueve proteínas
en su cubierta, lo cual no es suficiente para que el sistema
inmunitario humano la reconozca y pueda producir anticuerpos para
combatirla o inmunizarse.
En 1905 Schaudinn y Hoffmann descubrieron el agente etiológico de la
enfermedad. En 1913, Hideyo Noguchi —un bacteriólogo japonés que
trabajaba en el Instituto Rockefeller— demostró que la presencia de
la espiroqueta Treponema pállidum (en el cerebro de un paciente con
parálisis progresiva) era la causante de la sífilis.
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