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ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA - CAUSAS, SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, conocida con las siglas EPOC consiste en la obstrucción persistente de las vías respiratorias y puede aparecer en forma de dos trastornos diferentes: el enfisema y la bronquitis crónica.
 

El enfisema consiste en un ensanchamiento de los alvéolos (pequeños sacos de aire de los pulmones) y la destrucción de sus paredes.

La bronquitis crónica se manifiesta en forma de tos crónica persistente, que produce esputo y que no se debe a una causa clínica perceptible, como el cáncer de pulmón, sino que las glándulas bronquiales se dilatan, provocando una secreción excesiva de mucosidad. Ambas enfermedades van muy ligadas, suelen presentarse simultáneamente o bien una acaba provocando la otra. Este es el motivo de que enfisema y bronquitis crónica se agrupen bajo la denominación enfermedad pulmonar obstructiva crónica, de la que podrían considerarse como dos formas de presentación distintas. Generalmente los racimos de alvéolos conectados a las pequeñas vías aéreas (bronquiolos) tienen una estructura relativamente rígida y mantienen abiertas esas vías.

En el caso de enfisema las paredes alveolares están destruidas y los bronquiolos pierden su apoyo estructural y se colapsan al respirar. En el enfisema, la reducción del flujo de aire es permanente. En la bronquitis crónica, contribuyen a la obstrucción del flujo de aire la inflamación de las pequeñas vías aéreas, la cicatrización de sus paredes, la hinchazón de su revestimiento, la mucosidad y el espasmo del músculo liso. Así, en esta enfermedad la obstrucción del flujo de aire es parcialmente reversible si se usan fármacos broncodilatadores. Los afectados por la enfermedad pulmonar obstructiva crónica están más expuestos al riesgo de desarrollar un cáncer de pulmón que cualquier otra persona. También puede influir en el desarrollo de problemas cardiacos.

Causas

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es la más común de las enfermedades crónicas de pulmón en todo el mundo. Millones de personas padecen EPOC, que es la segunda causa, después de las enfermedades cardiacas, de incapacitación laboral. Los principales afectados por la enfermedad son las personas expuestas a los dos factores externos que contribuyen en mayor medida a su desarrollo: fumar y trabajar en ambientes contaminados. Por eso la enfermedad incide especialmente entre los mineros de carbón, los que trabajan con cereales, en la metalurgia y otros trabajadores expuestos al polvo. La enfermedad es más frecuente entre los hombres que entre las mujeres y tiene mayor mortalidad entre los varones. La mortalidad entre las personas que padecen la enfermedad es también mayor en pacientes de raza blanca y entre los obreros, que entre los trabajadores administrativos.

La EPOC también aparece muy frecuentemente en algunas familias, hecho que hace pensar -actualmente se está estudiando-que podría existir una tendencia genética (hereditaria). Fumar La causa más importante de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es, sin duda alguna, el tabaco. Con el paso de los años, la función pulmonar se pierde más rápidamente entre los fumadores. Un dato relevante es que entre el 10 por ciento y el 15 por ciento de las personas que fuman desarrollan la enfermedad. Los fumadores de cigarrillos son las que más posibilidades tienen de contraerla, seguidas de los fumadores de pipa y cigarros.

Dado que el riesgo que entraña el tabaco es muy grande, la mejor manera de curarse en salud es no fumar. También se ha demostrado que los hijos de padres fumadores padecen muchas más enfermedades respiratorias que los de padres no fumadores: estos niños se convierten en fumadores pasivos y están predispuestos a padecer bronquitis crónica de adultos. La polución atmosférica La polución atmosférica -es decir, el incremento de partículas y gases anómalos en la atmósfera- también entraña riesgos.

El monóxido de carbono y el óxido de sulfuro procedentes de la combustión de gasolina, los hidrocarburos de los automóviles o el ozono, por citar unos ejemplos, producen irritación de las vías respiratorias y dificultan el transporte del oxígeno por el cuerpo. La bronquitis crónica, de hecho, es dos veces más frecuente en las zonas industriales y en las grandes ciudades que en el campo. Este factor, combinado con el anterior, el tabaco, es la causa principal de la mayor parte de casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Infecciones
Aunque está fuera de dudas que raras veces una infección es la causa inicial de la EPOC, sí que puede afirmarse que una infección puede ser la responsable de que se agrave una irritación previa desencadenada por los dos factores anteriores. Una infección también puede desencadenar brotes posteriores de la enfermedad. Si durante la infancia se han sufrido repetidas infecciones pulmonares, el adulto estará más predispuesto a la EPOC.

Desarrollar la actividad laboral o pasar mucho tiempo en ambientes contaminados por vapores químicos o polvo no tóxico puede llegar a causar la enfermedad. Las emanaciones de gases en industrias también pueden influir. Por este motivo, hay un grupo de profesionales entre los cuales hay mayor tendencia a desarrollar la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, especialmente la bronquitis. Entre ellos están los mineros y aquellos que trabajan con granos de cereales. Las sustancias irritantes causan la inflamación de los alvéolos. Si dicha inflamación se padece durante un tiempo prolongado, puede evolucionar hacia un daño permanente. Los glóbulos blancos se acumulan en los alvéolos inflamados y liberan enzimas que dañan el tejido conectivo de las paredes de los alvéolos. La incidencia de este factor, sin embargo, es mucho menor que la del tabaco.

Síntomas de Epoc

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica tiene, principalmente, dos estadios:

  • En las primeras fases de la enfermedad, la concentración de oxígeno en la sangre está disminuida, pero los valores del anhídrido carbónico permanecen normales.
     
  • En las fases avanzadas, cuando la enfermedad es más grave, los valores del anhídrido carbónico se elevan mientras que los del oxígeno siguen disminuyendo.
     
  • La EPOC se manifiesta de distintas formas, tanto en el caso de la bronquitis crónica como del enfisema, y los síntomas iniciales pueden aparecer al cabo de 5 ó 10 años de fumar o de estar expuesto a gases contaminantes.
     
  • Tos y aumento de la mucosidad, normalmente al levantarse por la mañana.
     
  • Tendencia a sufrir resfriados de pecho.
     
  • El esputo que se produce durante estos resfriados con frecuencia se vuelve amarillo o verde debido a la presencia de pus.
  • A medida que pasan los años, estos catarros de pecho se vuelven más frecuentes.
     
  • Respiración sibilante.
     
  • Sensación de ahogo cuando se hace un esfuerzo y, más adelante, ahogo en actividades diarias, como lavarse, vestirse y preparar la comida.
     
  • Un tercio de los pacientes experimenta pérdida de peso importante.
     
  • Hinchazón en las piernas, debida a la insuficiencia cardiaca.

Prevención

La única manera de prevenir la enfermedad es no exponerse a los factores de riesgo que la originan. Como se ha dicho, estos factores son el tabaco y los ambientes contaminados. Por eso, para prevenir la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es fundamental no fumar. También es muy importante mantener un buen estado de salud general, realizar ejercicios y seguir una dieta sana para aumentar la resistencia del cuerpo a las infecciones. La importancia de los ejercicios, ya sea en el hospital o en casa, radica en que contribuyen a aumentar la independencia y la calidad de vida del afectado. Además, disminuyen la frecuencia y el tiempo de hospitalización del enfermo.

La filosofía de la práctica del ejercicio es la siguiente: los pacientes que sufren la enfermedad pulmonar obstructiva crónica necesitan energía extra para poder respirar. Si se usa esa energía de manera más efectiva para respirar, el paciente tendrá más energía restante para llevar a cabo sus acciones diarias y para participar en nuevas actividades. Las mejorías en la respiración pueden conseguirse, en gran medida, haciendo deporte, pero es muy importante que los ejercicios se hagan bajo supervisión médica y con el asesoramiento de especialistas.

El ejercicio, a todos los niveles, mejora la utilización del oxígeno, la capacidad de trabajo y la mentalidad de los pacientes que sufren la enfermedad. Las actividades de bajo esfuerzo son más fáciles de practicar, para estos enfermos, que las actividades de alta intensidad. Entre otros, se pueden hacer los siguientes ejercicios:

  • Parte inferior del cuerpo: bicicleta fija, subir escaleras, caminar, etcétera. Estos ejercicios fortalecen las piernas y aumentan el tono muscular y la flexibilidad. Ayudan a moverse mejor.
     
  • Parte superior del cuerpo: ejercicios diseñados para mejorar la fuerza de los músculos respiratorios, los músculos del brazo y los hombros. Fortalecerlos es importante porque aguantan la caja torácica, mejoran la respiración y hacen más fácil llevar a cabo actividades cotidianas, como transportar bolsas, hacer la cama o levantar objetos. Un ejercicio útil es, por ejemplo, el levantamiento de pesas.
     
  • Teniendo en cuenta que la forma física se pierde rápidamente cuando la persona interrumpe el programa de ejercicios, es básico que el paciente se marque unos objetivos que pueda alcanzar y que los vaya aumentando progresivamente. Además de los ejercicios, es recomendable que la persona siga algunos otros consejos:

    Acompañar los ejercicios de una alimentación saludable.

    Hacer calentamiento antes de los ejercicios.

    Cambiar de ejercicios y hacerlos variados para que el paciente no se aburra y desista: nadar, andar, hacer pesas, practicar aeróbic de baja intensidad.

    Practicar ejercicio con amigos para hacer la actividad más amena.

    Seguir con el ritmo habitual y no intentar realizar esfuerzos excesivos.

    Detener las actividades ante cualquier molestia y consultar al médico.

Diagnósticos

Cuando se hace una exploración física, el médico puede no hallar nada anormal, aparte de la respiración sibilante que escucha con el fonendoscopio. Las radiografías de tórax también pueden dar resultados normales. Además, a medida que evoluciona el mal los movimientos del tórax disminuyen durante la respiración y se hace más difícil escuchar los ruidos de la respiración con el fonendoscopio. Por este motivo, para hacer un diagnóstico correcto se requiere un aparato denominado espirómetro, que mide el volumen espiratorio máximo por segundo. Sólo con este aparato se puede demostrar la obstrucción o reducción del flujo de aire que padece una persona que haya contraído la enfermedad.

Tratamientos

El tratamiento es distinto en pacientes que padecen obstrucción respiratoria leve que en los que tienen una obstrucción moderada o grave. Por eso, es obligado consultar con el médico y seguir con regularidad los consejos que los profesionales de la salud indiquen, de acuerdo con el estadio en que se encuentre la enfermedad. Las distintas posibilidades de tratamiento son las siguientes:

  • Dejar de fumar. Abandonar el tabaco -principal causa de la enfermedad-es útil en cualquier fase de la enfermedad.
     
  • Tratar de evitar la exposición a partículas irritantes en el aire.
     
  • La EPOC puede empeorar si la persona tiene gripe o neumonía. Por eso quienes padecen esta enfermedad deben vacunarse contra la gripe cada año, además de recibir una vacuna antineumónica cada seis.
     
  • Usar broncodilatadores para reducir el espasmo muscular.  La inflamación en las vías aéreas puede disminuir mediante el uso de corticosteroides, pero sólo un 20 por ciento de pacientes responden a ellos.
     
  • Para expulsar las secreciones no hay ninguna terapia válida, pero evitar la deshidratación bebiendo suficiente líquido puede prevenir las secreciones espesas y ayuda a mantener la orina clara.
     
  • La administración de oxígeno ayuda a disminuir el ahogo que sienten los enfermos cuando realizan actividades diarias. A largo plazo, además, prolonga la vida de las personas que padecen esta enfermedad con una concentración de oxigeno en la sangre extremadamente baja; el oxígeno reduce el exceso de los glóbulos rojos, mejora la función mental y reduce la insuficiencia cardiaca.
     
  • En pacientes con un déficit grave de la proteína alfa1-antitripsina se puede sustituir la proteína que falta mediante infusiones intravenosas semanales.
     
  • En personas con enfisema grave se puede hacer una cirugía conocida como reducción del volumen pulmonar. Esta opción sólo es viable en las primeras etapas de la enfermedad. En esta cirugía se extirpan las partes más afectadas del pulmón para permitir que éste y los músculos respiratorios restantes funcionen mejor.
     
  • En casos extremos se puede llegar a transplantar el pulmón. Esta opción sólo se lleva a cabo con determinados pacientes menores de 50 años.
     
  • Hacer ejercicio, ya sea en casa o mientras se está ingresado en el hospital. Fuente

 

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